jueves, 13 de marzo de 2008

Carta al País

SITUACION INTOLERABLE Y PELIGROSA DE LOS TOBAS EN EL CHACO(Fecha Martes, 29 mayo a las 17:10:39)
Tema: Cartas Al PaísLa deplorable condición de los indígenas en el Chaco y otras latitudes del país se enhebra con un problema aborigen que puede ser explotado con aviesos propósitos desde el exterior. Los tristes casos de desnutrición y presunta exclusión del sistema nacional de salud, denunciados en tiempos recientes por organismos de derechos humanos a propósito de la situación de los indios tobas en el Chaco, forman parte de un problema al que se ha dejado crecer demasiado y que si por un lado se configura como un desastre humanitario, por otro pueden ser engarzado con motivaciones espurias, de difícil definición y susceptibles de ser explotadas para fomentar la división del territorio nacional. El informe del Instituto del Aborigen Chaqueño (Idach) y del centro Nelson Mandela que denuncia un "genocidio étnico" contra las comunidades tobas de El Impenetrable es doloroso. Remite, además, a una situación de postergación y abandono que viene de muy lejos y que tiene sus raíces en el desinterés, de cuño posiblemente racista, que las autoridades y las fuerzas vivas de la región parecen haber desarrollado a lo largo del tiempo respecto de las poblaciones aborígenes. Las organizaciones de derechos humanos y el gobierno de la provincia del Chaco tienen criterios divergentes en torno del tema. El segundo afirma, por boca de su ministro de Salud, que 80 por ciento de la población de la provincia recibe atención sanitaria, pero que "muchas comunidades indígenas rechazan la medicina tradicional", que las autoridades "no pueden imponer". Sin embargo, el Idach y el organismo de derechos humanos afirman que las autoridades de salud nacionales se negaron a ver a seis adultos tobas que accedieron a ser llevados a Resistencia y cuya salud era desesperante. El presunto respeto al particularismo cultural de los tobas, aducido por las autoridades de salud del Chaco para dejarlos librados a su suerte, suena poco convincente. Las resistencias culturales, cuando están fundadas en la ignorancia o la miseria, se vencen con expedientes administrativos y sobre la base de considerables dosis de persuasión amistosa. Esa ha sido la política aplicada a lo largo y lo ancho del mundo por misioneros y médicos. Y la verdad es que, en general, a poco de andar, las poblaciones locales perciben las bondades de los sistemas de salud y se incorporan a ellos. La presencia en El Impenetrable de la enfermedad de Chagas, la existencia de tuberculosis y escabiosis, la diabetes derivada de la desnutrición, la miseria irremediable en que viven los indígenas, no son datos culturales: son la consecuencia de la pobreza. En tanto sea así, es inconcebible que las autoridades se queden cruzadas de brazos. Por otra parte, y haciendo referencia no sólo a los tobas del Chaco sino a los variados indigenismos que se manifiestan en nuestro país y en otros lados de Sudamérica, es preciso tomar conciencia de que la situación de indefensión y abandono en que se encuentran muchas de esas comunidades favorece el accionar, para nada desinteresado, de unas usinas de información y de unos organismos de prosapia no siempre clara, que preconizan la separación de los territorios demarcados por esas etnias para constituir "naciones" racialmente diferenciadas. Algunos teóricos afincados en universidades norteamericanas y europeas defienden esas hipótesis, que suponen una amenaza directa a la integridad territorial de estados latinoamericanos y se inscriben con claridad en los proyectos balcanizadores que las "democracias industriales" llevan adelante en muchas zonas del mundo. Ejemplos extremos y aterradores de esta tendencia son suministrados por casos como los de Irak y la ex Yugoslavia; pero, sin llegar tan lejos, podemos percibir a los autonomismos indígenas fogoneados desde afuera como factores dirigidos a contrastar la voluntad unificadora de la que da testimonio, por ejemplo, el Mercosur. El descuido, la desidia y el abandono criminal que algunos estados practican respecto de los aborígenes abonan esa peligrosa deriva. Será bueno que en Argentina los gobiernos y la sociedad tomen conciencia de este hecho y sean capaces de proceder en consecuencia. FUENTE: www.lavoz.com.ar